Inicia una nueva década, sí señores, y ya llevamos ¡dos del nuevo siglo! Quizá muchos lo vean como el inicio de un año más donde se trazan promesas, objetivos o retos, alcanzables o no, lo cierto es que el inicio de esta década implica grandes desafíos para todos, sí, para todos.
Las grandes transformaciones que está teniendo la sociedad, la velocidad con que la tecnología llega a nuestro entorno, está haciendo que, sin duda alguna, la forma como hacemos las cosas ya no sea la misma. La interacción o dependencia tecnológica está llegando a niveles insospechados antes.
Hoy es normal ver un adulto mayor usando su Smartphone para comunicarse con los parientes que están distantes. Cada vez más la inmersión de los niños en la tecnología está llegando a edades más tempranas, ahora se sabe que los llaman “nativos digitales”.
Está considerado que el analfabetismo del siglo XXI y de la década que inicia no será no saber leer ni escribir, sino, no tener la capacidad de aprender y desaprender conocimientos. Esto indudablemente está llevando a que todas las personas estén de manera real o simbólica en espacios de aprendizaje permanente, o lo que los expertos llaman el lifelong learning.
Estamos viviendo en tiempos exponenciales. La velocidad con que han ocurrido los últimos cambios en el mundo empresarial demuestran que lo que las empresas de los ochenta y noventa les llevó muchos años lograr, hoy las nuevas industrias lo logran en un par de años.
Con el desarrollo de la ciencia y la tecnología, la cantidad de información que se genera se duplica cada dos años. Esto puede ser, que para los estudiantes que empiezan una carrera, la mitad de lo que aprendieron en el primer año será información obsoleta o por actualizar cuando estén en su último año de estudios.
Por otra parte, en los próximos 10 años se espera tener mayor cantidad de egresados de universidades comparado con la última década. Lo cual está generando que los salarios bajen y muchos se verán forzados a aceptar empleos que no requieren título universitario o sencillamente emplearse en algo diferente a su formación académica.
En ese mismo sentido, la productividad ha cambiado, hoy las empresas pueden hacer más con menos personal, porque muchas de ellas ya se apoyan en tecnologías que simplifican y hacen más eficiente los procesos. En el mercado ya no se te paga solo por lo que sabes, sino lo que puedes hacer con lo que sabes.
Por tanto, la forma en la que trabajamos nunca será igual, las habilidades que necesitamos serán drásticamente diferentes. Sumándole que en las próximas décadas surgirán nuevas profesiones que aún no son ofrecidas por Universidades.
Ante este panorama, la educación continua juega un rol determinante para mejorar las competencias personales, cívicas, sociales y de empleabilidad. Surge un nuevo reto: “Reciclar nuestro conocimiento”. Esto quiere decir, que así se cuente con más de 20 años de experiencia en una determinada labor, se deberá construir sobre lo aprendido e incorporar nuevas habilidades tecnológicas y una clara disposición hacia la innovación.
Todos los actores de la sociedad están siendo llamados también a adaptarse a los nuevos retos de la década que inicia: las empresas, la academia y el estado son fundamentales para el desarrollo y fomento de nuevos entornos de aprendizaje.
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