Si usted es emprendedor estoy seguro de que en algún momento ha recibido una invitación a participar de una capacitación o un programa de alguna entidad.
Incluso con la pandemia, se estima que la oferta se fortaleció en nuevos escenarios como los medios y canales digitales. Fue así como los webinar ganaron mayor protagonismo y se volvieron casi que un espacio religioso semanal.
Esta sobre oferta de programas llegó a un punto tan elevado que podríamos decir que superamos lo que realmente el mercado estaba en capacidad de digerir, y realmente como bien lo indico, se sobresaturó.
Estas cifras no estarían mal, si realmente se estuviera abarcando cada día más y más población y que se pudiera medir los impactos de estos programas formativos, pero por entrevistas que se realizaron a algunos lideres de organizaciones que se especializan en estos programas, el proceso de medición de impacto no se hizo, o nunca se supo que pasó con el emprendedor que pasó por el curso, capacitación o similar.
Ahora, del lado del emprendedor, nos encontramos que efectivamente se sintió la saturación y al final ya lo ofertado no agregaba valor, se sentía mucho de lo mismo, así lo expresa Felipe Cárdenas, un emprendedor que consultamos para este artículo.
En palabras de Felipe... "casi que todas las semanas me llegaba un mail de la Universidad, del amigo, del grupo de WhatsApp donde ofrecían cursos mágicos para ser exitoso con el negocio en un dos por tres"
De igual manera, nos comenta Felipe entre líneas que, si bien al principio era interesante, sentía que eso no era lo que necesitaba, como que ya había cumplido con ese componente formativo y de actualización. Ahora buscaba "más acción", o sea vender.
Decidí enfocarme en vender, en el mercado real y no hacer más estrategias que muchas veces eran de un profesor que jamás había tenido un negocio o temas "rayados" que fácilmente los podía consultar por cuenta propia en internet.
Estos dos escenarios que se multiplican a medida que profundizamos en las consultas, permite llegar a la conclusión de que se debe replantear la estrategia de parte de las entidades, y por ello con base a experiencias podría dar estos tips:
Los programas de mentalidad y cultura emprendedora podrían "alivianarse" con eventos, con empresarios y lideres que ya hayan logrado hacer empresa y que sirvan de inspiración para los participantes.
Los programas para las primeras fases del negocio deberían ser los más prácticos posibles y con metodologías ágiles que permitan validar la idea. Esta es la fase que hoy quizá consume más recursos y que tiene la más baja conversión.
Para negocios jóvenes en operación, las asesorías y mentorías son fundamentales, además de generarles conexiones de valor. Aquí son sesiones más prácticas y con trazabilidad, esto último porque se evidencia que no se hace mucho seguimiento en las entidades que trabajan en el apoyo al emprendedor.
Y para startups o negocios en fases más avanzadas, el networking y asesoría especializada es clave. Pero cuidado con caer en el networking donde no resulta nada y más bien es un club social, es importante mapear los mejores y que lleven a resultados concretos y contundentes.
No sature el ecosistema, deles foco a sus programas y que respondan a periodicidades en el año. Defina que actividades extras definitivamente agregan valor, a veces menos, es más.
Si cuenta con plataforma educativa asegúrese de llevar programas en formato de micro learning (son los mejores), que rete al emprendedor a terminar con un producto que le sirva a su negocio (esto es sumamente importante) y, agregue un tutor si es posible para despejar dudas o ayudar en el proceso. Está comprobado que los MOOCS o auto gestionables tienen altas tasas de no terminación, se quedan a un 35% aproximadamente.
Construya su red de asesores o mentores, y si son mentores ¡Que de verdad lo sean!, para esto haga convenios con empresas grandes, ahí hay VP, CEO o lideres de dependencias que tiene ya la cancha recorrida y saben el qué y cómo hacerlo.
Que sus profesores sean más de empresa, gente que tenga experiencia en el sector productivo, la formación académica en metodologías y demás es muy importante, pero que no se caiga en el cliché de siempre de enseñar lo mismo y desde la teoría.
Y, por último, las comunidades, estas son más un club social que realmente poco o nada agregan valor. Si quiere que realmente sea algo relevante, asegúrese que sea para que realmente agregue valor, en conexiones, en recomendaciones, en alianzas y relaciones de valor entre sus participantes y hágala por membresía o un modelo que permita win-win.
Si usted es emprendedor,
La formación es clave para aprender a gestionar el riesgo cuando está en la operación, pero no es el todo, recuerde que se aprende a nadar en el agua, de manera que idee, cree su MVP y salga a validar lo antes posible. Al final será el mercado quien le dé el mejor feedback.
No sea autosuficiente, apóyese en la oferta de asesores o mentores para salir mejor librado de esas dudas y frenos que no dejan avanzar como quisiera.
Aproveche al máximo lo que hoy ofrecen las entidades, pero cuidado, sea selectivo y no caiga en más de lo mismo, podría estar perdiendo tiempo que podría dedicarse a vender y probar en el mercado.
El consejo final, tanto para entidades, como para emprendedores puede existir una larga relación que agregue valor, pero bien podría convertirse en esa relación empalagosa que hastía y que al final se prefiere mejor evitar. De ahí que hoy tengamos cientos de programas abiertos, pero un impacto que se diluye y que muchas veces no es tan contundente como se vende o se promueve en la "vanidoteca" de las redes.
Si usted es una entidad que promueve el emprendimiento comience por profundizar en la teoría del cambio para su proceso estratégico y operacional y verá como cambia todo.
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