En un mundo donde los grandes avances tecnológicos ocurren cada vez más rápido, perder 4 años de malas prácticas en políticas gubernamentales en innovación, emprendimiento y desarrollo empresarial pasan la factura, es decir, se pagan y muy costoso para un país.
No importa desde que lugar del mundo se haga esta observación, no crear un ambiente propicio para los negocios, ser poco atractivos para la inversión extranjera siempre trae consecuencias en términos de oportunidad para un país.
El caso de España, es un gran ejemplo de lo que sí se está haciendo bien. Puntualmente al convertirse en uno de los mejores y mayores hub de tecnología de Europa, y cuidado, no estamos hablando sólo de Madrid y Barcelona, ahora se habla de Alcobendas, una población con menos de 115.000 habitantes, pero que hoy es uno de los epicentros tecnológicos del país.
Lo que hay detrás de esto... política pública para atraer inversión privada, articulación de ministerios como educación y formación profesional, garantías al empresariado, ambiente favorable para los negocios, política de impuesto clara y amigable con el inversionista y para las empresas que se establezcan y generen empleo, entre otras condiciones atractivas.
Todo lo anterior sumado a una red de servicios logísticos y de soporte para las empresas asentadas hace que se convierta en un “terreno fértil” para ser esa "Silicon Valley" española.
Los gobernantes que entienden este principio, no sólo logran poner a su país en un mejor y mayor nivel de competitividad, sino que logran el fomento de nuevos modelos de economía como es la del conocimiento y, que es y será uno de los mayores apalancamientos del desarrollo económico de la sociedad, así como no solo lo está haciendo España, sino otros como Singapur, que lo entendió y lo hizo muy bien.
En ese sentido y en honor a la verdad, América Latina ha tenido un repunte en sus ecosistemas para startups y modelos de negocio innovadores. Países como Brasil, Chile, México y Colombia están presentando avances importantes lo cual seduce y atrae inversión privada.
Pero, ¿Cómo está Colombia en ecosistemas favorables para Startups? Según el Global Startup Ecosystem Index de StartupBlink cuando se analiza el top 10 de los mejores ecosistemas de emprendimiento y startups en Latinoamérica, Colombia ocupa el puesto 5 de 10. Una posición que nos es buena entendiendo el impacto que esto genera para el surgimiento y escalamiento de negocios e inversión.
Ahora bien, si revisamos el mismo ranking de las 10 ciudades en Latinoamérica, están en el número uno Sao Paulo, el dos para Ciudad de México y Bogotá en un tercer lugar, mientras que Medellín ocupa el puesto 9.
Si bien hay ciudades que tienen hoy importantes logros y reconocimientos, cómo el caso de Bogotá (véase sus datos) y Medellín, aún falta, porque estos resultados obedecen más a impulsos privados y de actores que se la han jugado de la mano de entidades públicas, pero no es suficiente. Debemos movilizarnos más en bloque, como país y con un liderazgo marcado desde el estado.
Por otra parte, está el ranking de las empresas más innovadoras del mundo en 2023 que organiza Fast Company. Si bien no aparece una colombiana, sí está NuBank en una privilegiada quinta posición de 50. NuBank que si bien no nació en Colombia es fundada por un colombiano en Brasil, él es David Vélez, un caso realmente para estudiar y admirar.
La pregunta es ¿por qué nació en Brasil y no en Colombia? ¿Qué ofrecía el mercado brasileño que no tenía el colombiano además de la densidad poblacional?
Vamos a revisar a partir de aquí varios informes de importantes entidades y empresas del mundo que dan cuenta de cómo todo influye a la hora de hacer negocios y atraer inversión extranjera:
Revisando más mediciones importantes, según el ranking de Best Workplaces in Latin América 2023. De 21 empresas multinacionales, no registra ninguna colombiana. Contrasta el ranking cuando se revisa a nivel de grandes empresas, donde sí tiene Colombia el Nro. 1 de 50 con Finsocial, la Sociedad Portuaria de Cartagena en el puesto 36 y el Banco de Occidente en el puesto 45. Esto plantea un excelente resultado si lo miramos a nivel individual, pero a nivel país vs otras organizaciones latinas, aún debemos seguir mejorando las prácticas en ambientes favorables para trabajar. Esto también se media no sólo por las condiciones que brinde una empresa en particular, sino cómo la legislación laboral del país incide en ello.
Además del ranking anterior, aparece el Índice Global de Complejidad Empresarial 2023 (GBCI) de TMF Group que enseña 292 indicadores diferentes relacionados con la complejidad empresarial, los cuales inciden de alguna manera en la forma y facilidad para hacer negocios. En este índice Colombia tiene un 5 lugar a nivel Latinoamérica. Destacan ciertas complejidades en sus procesos para inversiones y operación en el país, pero que pueden ser manejables una vez la operación se logra establecer.
No obstante, no deja de generar incertidumbre temas como las constantes reformas tributarias, la presencia de un gobierno de izquierda (nuevo para la historia del país) y de cómo la institucionalidad podría cambiar o modificarse, este último uno de los principales activos del país.
Esta incertidumbre no deja dar pasos seguros a los nuevos inversionistas, lo hacen con cautela, según lo que se percibe en el resumen.
En sintonía con lo anterior, el informe Latam Outlook 2023 de Cotrol Risk indica que:
“(…) la incertidumbre política, un mayor escrutinio regulador y una relación más contenciosa con el sector privado contribuirán probablemente a los vientos en contra de la economía en 2023. La falta de claridad sobre la política económica del Gobierno, agravada por las declaraciones contradictorias de distintos miembros de la Administración, persistirá durante el próximo año. El creciente escrutinio regulatorio y los probables cambios normativos -especialmente en los sectores de hidrocarburos y minería, que representan casi la mitad de las exportaciones colombianas- probablemente deprimirán la inversión y la confianza empresarial. Dicho esto, es poco probable que se produzca un giro radical de la ortodoxia macroeconómica. El gobierno evitará políticas disruptivas como los controles de capital o de precios, y se preservará la independencia del banco central. La economía sufrirá una desaceleración en 2023, pero no descarrilará”.
Para finalizar, está el informe de inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe 2023 de la CEPAL en el cual reposa:
En 2022 la inversión extranjera colombia fue de 16.869 millones de dólares, un 76,4% más que en 2021, lo que constituyó el mayor valor en los últimos 20 años. Todos los componentes registraron un alza y los aportes de capital fueron los que tuvieron el mayor crecimiento (139%) y mayor participación en el total (46%). La reinversión de utilidades también creció (68%) y llegó a representar el 38%, mientras que un 16% de la IED correspondió a préstamos entre empresas.
El crecimiento se explicó por mayores inversiones en servicios y recursos naturales, mientras que se redujeron las inversiones en manufactura. La IED en servicios representó el 65% del total, con un aumento del 71% con relación a 2021. También fue positiva la variación de las inversiones en recursos naturales (228%), sector que representó el 28% de las entradas. Por el contrario, se recibieron menos inversiones en manufacturas (-28%), lo que determinó que representaran el 7% del total de IED, cuando en el promedio del período 2010-2021 esta participación había sido del 14%.
Este resumen, que se puede conocer mas en detalle en el informe completo destaca el crecimiento en 2022, pero frente a 2023 no se viene en las mismas proporciones de crecimiento. Otro dato importante es aún la prevalencia de la inversión en recursos naturales, lo que aún tiene enmarcado al país en una economía extractivista, que si bien no está mal desde el punto de vista que es de ahí que se obtiene buena parte de los ingresos para el país, aún no se vislumbra un crecimiento en otros ejes de desarrollo económico y de inversión.
Cinco informes que dan una lectura de cómo está el país, donde se muestra que si bien Colombia ha presentado un crecimiento destacado en Latinoamérica en los últimos 15 años, este crecimiento se ha visto ralentizado desde el 2023, y el país no puede dar gabelas en sus políticas de desarrollo socioeconómico y por el contrario es necesario que sostenga buenas prácticas de crecimiento y fomento empresarial facilitando las condiciones para la inversión, aterrizaje de nuevas industrias y el desarrollo de un ecosistema que se apalanque en la innovación, el emprendimiento y la diversificación de sus fuentes de ingresos.
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