Tener ideas de negocio es muy importante, contar con conocimiento general de lo que se quiere es igual de valioso, reunir el equipo de trabajo, trazar un modelo de negocio es fundamental, pero hay algo que no todos los que inician un proyecto empresarial tienen en cuenta y es realizar un estudio técnico de la evaluación y viabilidad del mismo.
Personas y organizaciones destinan importantes sumas de dinero en la planificación cuando ven la oportunidad de negocio, trazan con un equipo de expertos un mapa del proyecto, pero aun así fallan muchas veces, porque no son tenidos en cuenta todos los factores clave que ayuden a minimizar el riesgo en la ejecución.
Seguramente usted ha visto en medios de comunicación cómo empresas incurren en pérdidas por mala planeación y la no cuantificación de variables que pueden afectar el presupuesto de proyectos, y cómo estos terminan costando millones más de lo que inicialmente se pensó. Pero, ¿qué ocurre realmente?, ¿por qué se dan estas anomalías en el proceso?
Ahora bien, por otra parte, está el proceso del emprendimiento empresarial y para eso se citará una parte del texto (Urbina, 2011)
“(…) tal vez la mayoría de los productos de consumo masivo, que no demandan una tecnología sofisticada, pueden ser producidos casi por cualquier persona que se proponga elaborarlos. Productos tales como dulces, chocolates, galletas, pan, ropa, entre otros, se pueden producir en forma casera. Pero una cosa es elaborar ciertos productos como cada persona entienda el proceso y otra muy distinta es elaborarlos con una calidad estable y a un precio competitivo.
Es segura que esta falta de capacidad es la causa de que muchos micros y pequeñas empresas fracasen en el primer año de vida. Es cierto que muchas personas logran instalar una planta de manufactura con muchos trabajos y consiguen elaborar el producto que se han propuesto, pero fracasan porque no son competitivos en el mercado.
Para ser competitivos se debe trabajar de manera óptima en todas las actividades que desarrolla la empresa, lo cual al final conduce a elaborar un producto a un costa bajo; la optimizaci6n de las actividades conduce a elaborar un producto de calidad a un precio competitivo”.
En el anterior párrafo bien se ilustra la problemática de cómo puede afectarse la viabilidad de un proyecto sino se tiene en cuenta el análisis de factores que permitan ser más competitivos en el tiempo. Como bien lo cita el autor, tener una idea de negocio cualquiera la puede tener, pero hacerla competitiva muy pocos, ahí el punto clave del éxito y la longevidad del negocio.
Siendo así, ¿Qué aspectos se ha de tener en cuenta? Aquí se citarán tan solo algunos: la capacidad real de producción y posibilidades de expansión.
Se tomará solo uno: el no cálculo exacto de producción; este puede fácilmente llevar a pérdidas a la empresa, incurrir en detrimentos por falta de capacidad o sobre acogida de demanda a la cual no se tiene capacidad de responder.
Es por eso que no solo para emprendimientos, sino para todo tipo de proyecto que se inicie, la correcta planeación y atención de todos y cada uno de los puntos clave que componen el proyecto son cruciales para garantizar un crecimiento rentable, sostenible y con poca exposición al riesgo.
Es por eso que la gerencia de proyectos actualmente tiene tanta acogida en los procesos de posgrados porque a toda empresa le interesa salvaguardar sus recursos y verse lo menos vulnerable ante la ejecución de iniciativas productivas.
Optimización de procesos, automatización, capacidad real de producción, insumos y usabilidad de los mismos, la financiación requerida e inyección de capital, inversión vs capacidad y costos de producción son solo algunas de las variables más importantes en la ejecución de proyectos.
En ese orden de ideas, todo proyecto, si y solo sí, debe soportar en un estudio no solo la viabilidad del mismo, sino cómo la administración eficiente garantizará una sana y correcta operación, que a corto o largo plazo permita alcanzar un óptimo nivel de competitividad y sosteniblidad.
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