No importa qué tan grande sea tu empresa o qué tan pequeño sea tu emprendimiento, lo que sí es claro es que no es suficiente saber qué quieres hacer, sino cómo se va a hacer, con qué recursos y cómo lo vas a medir.
Han sido cerca de diez años acompañando a emprendedores y empresarios y el común denominador que he identificado es que buena parte de ellos no han definido el cómo van a lograr lo que quieren, es decir, no han diseñado una estrategia clara. Por lo que sus acciones se basan en hacer actividades aleatorias e intentar de todo, unas veces con un éxito mediano y otras no tanto, pero sobre todo sin tener claro la metodología y métricas claras.
Si fuera en un enfoque comercial, las preguntas reveladoras para saber si no tiene clara la estrategia podrían ser estas:
Cuantas ventas debes hacer esta semana para lograr tu meta semanal,
Cuantos clientes representarían el 80% de tus ingresos
Cómo haces para saber si en la semana 3 del mes se están logrando tus objetivos
Cómo vas a prospectar a tus nuevos clientes este mes.
En otras áreas serían algunas preguntas como estas:
¿Cómo estás haciendo el seguimiento operativo de tu área de producción?
¿Tienes claro cómo está el nivel de ausentismo y cómo esto está impactando la continuidad del negocio y la productividad?
Cómo estás midiendo la satisfacción del cliente y cómo validas que se esté cumpliendo ese objetivo.
Podría citar cientos de preguntas, que seguramente en un proceso de consultoría nos darían evidencias de que algo falta o no está bien. Pero lo que si redunda, es que muchos líderes o gerentes de pymes están basando su toma de decisiones en herramientas o metodologías poco estructuradas y que no tiene un fundamento lo suficientemente confiable y objetivo.
(…) no se puede mejorar lo que no se puede medir. Por lo que los datos obtenidos a partir de las mediciones se utilizan para ajustar la implementación de la estrategia o, si es necesario, la estrategia misma. Esto afirmaban Kaplan y Norton, los pioneros del tema.
Ante esto, nos encontramos en un escenario donde las empresas pueden estar afectando sus niveles de competitividad y basando sus decisiones en una confianza y experticia que no necesariamente son sinónimo de éxito. Y tal como se dice en el mundo financiero, los resultados pasados no son garantía de éxito futuro.
¿Hay soluciones adaptables para las Pymes? Si, el cuadro de mando integral o balance score card es una herramienta que puede sonar sofisticada y técnica, pero que es 100% adaptable y que se vuelve no en un objetivo en sí, sino, una herramienta para tener una visión global del negocio y de toma de decisiones centrada en datos y hechos.
Al final, cuando logra implementarse, no he visto un solo gerente o líder que haya desistido de su uso. Se convierte en el mejor aliado y, si se logra integrar o complementar con otras metodologías como los OKR sin duda llevará su organización a otro nivel.
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